22.11.11

Ella (&Ella&Él)


Aprieto una última mi cuerpo desnudo contra el suyo simplemente por el placer de sentirla una extensión insalvable de mí misma. Un beso en el cuello, otro en la sien y me tumbo finalmente a su lado, exhausta, apartándome el pelo de la cara
Ella suspira aún quedamente, tratando de recobrar el ritmo habitual de su respiración. Sus pechos, redondos y con los pezones aún erectos, suben y bajan en una danza entre hipnótica y deliciosa.
- Madre mía - resoplo, sin poder evitar una sonrisa.
- Sí - suspira...
Me giro y quedo tumbada de costado, con los labios en su hombro salpicado de lunares. Las yemas de mis dedos dibujan eses en su vientre, distraídas.
- Necesito un cigarro - se incorpora y se pasa las manos por la cara, como intentando despejarse.
Suena un pequeño "crack" que agrieta el momento. Se acabó. Se va. Como siempre. Aún es media tarde, pero en unas horas dormirá con él. Otra vez, como cada noche.
Es insoportable sólo pensarlo.
Mis manos se anclan fuerte a la cama para cerciorarme de que la realidad sucedía apenas medio minuto atrás.
- ¿Lo echas de menos cuando lo hacemos? - las palabras salen de mi boca sin que pueda controlarlo, devorándonos en un jirón de rabia.
Tarda menos de un segundo en mirarme, y cuando lo hace sus ojos negros ya han pasado de la sorpresa al reproche. Se levanta de la cama casi automáticamente . Su sexo parece ridículo ahora que se lo tapa con una mano.
- ¿Qué coño te pasa? - tiene el tono más áspero que he escuchado jamás. No levanta la voz, pero aún así yo lo siento como un grito - ¿Cómo puedes hablar de él ahora? ¿en qué estás pensando? No tienes ningún derecho, ninguno...
Se pone las braguitas y los vaqueros celestes con rapidez, en gestos enérgicos.
Yo no digo nada. Sigo anclada a las sábanas blancas. El dolor sigue dibujando anillos tras mis pupilas. Latente.
- Joder, ¿no te basta acaso con que venga hasta tu maldita casa a follar contigo? - suelta por la boca el torrente de palabras que le alcanza la conciencia - Estoy aquí, ¿no? ¿Es que eso no te dice nada?
Me mira como esperando una respuesta, con las manos extendidas hacia mí.
- No puede ser suficiente Te irás con él. - musito, ya desinflada. - Que estés aquí sólo significa que has venido. Que vas a marcharte... con él.
Me mira como si no me conociera de nada. Como si fuera una desconocida grosera en el metro.
En este preciso momento me invaden unas ganas locas de estrecharla contra mí y pedirle perdón de mil formas distintas. Pero no lo hago. Claro que no.
- No te atrevas si quieras a mencionarlo, a hablar de él - su voz es tan rasgada que hiere. Frunce el ceño antes de desarmar su expresión en tristeza - Yo... yo no soy inocente. Tampoco yo tengo derecho... No tenemos ningún derecho, pero menos que nadie.
Escupe el "tú" como si le quemara en la boca y sale de la habitación. Su melena oscura y lacia le cubre la espalda casi en su totalidad.
Se escucha cerrar la puerta desde aquí, sin mucho escándalo. Ella es mucho más que un portazo. Mucho más incluso que él. Muchísimo más que yo. Y por supuesto mucho más que esta pelea absurda de posesión.



No hay comentarios:

Publicar un comentario