Pero también es de esas personas que, para compensarlo, compra yogures de macedonia.
Y yo, a veces tonta y a veces perdida, soy una de esas personas (de las cientos que va dejando a su paso) que se enamora de cada una de las cosas que hace.
(Sin embargo, por algún motivo, ha comprado los yogures para mí...)
[...]
Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.
P. Salinas
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