22.8.12

S.

Al fin y al cabo "caos" puede ser una palabra muy descriptiva. Un caos por fuera, y sobretodo un caos por dentro. Oh, sí, sobretodo un caos por dentro.
La habitación es penumbrosa, tal vez. En cualquier caso nadie apartaría la mirada de su expresión casi rota para fijarse en la luz. Tres segundos para saber que las cosas no van bien. Que ya son demasiados finales de mes sin que vayan bien. Que ya son demasiadas noches de que vayan realmente mal.
El pelo desordenado, claro, aparte casi de la escena. Los ojos oscuros y entre los gestos que casi olvida sumida en su caos una de esas sonrisas que detienen el tiempo. De las que coleccionan alientos.
Pequeña chica grande, juguemos a no estar triste.
Gestos leves, pequeños. Apenas rodearse la muñeca del brazo izquierdo con la mano del derecho y apretar un poco. Lo justo, nada más. Nunca se sabe lo que se puede encontrar si buscas con demasiado ímpetu bajo la piel de la pequeña chica grande. Pero un poco basta, un poco sobra para saberlo.
Sí, ahí está.
Sístole.
Diástole.
Uno tras otro, una y otra vez.
Y no se van, aunque sea el día más triste del mes. No se van, aunque se haga un esbozo de proyecto de mujer protegida entre sábanas destronadas. 
Aunque se tropiecen las cicatrices entre sí ahí siguen.
Sístole.
Diástole. 
Uno tras otro, una y otra vez.
Porque no hay caos que alcance sus latidos de corazón viejo. 


Pequeña chica grande, sal del caos. Ven. Juguemos a no estar triste.



1 comentario:

  1. Este orgasmo de gato corre de mi cuenta. Maigosh, cuán adorable eres.

    Muchas gracias...

    ResponderEliminar