16.12.12

Wio.



Existen noches en las que la ciudad es demasiado fría. Demasiado grande, demasiado silenciosa. Ajena. 
Hay noches que por más que lo intente estás aparte del resto de transeúntes  noches en los que no hay nada que puedes hacer para que tus pies no hagan ese ruido atroz contra el suelo.

A veces los adoquines se vuelven mucho más duros y tus pies mucho más pesados. 
De esas noches en las que resulta imposible mimetizarse contra las paredes por muchos golpes que les des.
Cuando eres más consciente que nunca de que tus amigos se han convertido en tus conocidos. 
Cuando si te pudieras sentir de alguna forma que no fuera completamente perdida, sería completamente sola.


Wio, mi cabeza es un lugar inhóspito y al final te marcharás. 


Existen noches en las que la imagen del espejo es insoportable. En las que eres consciente cada segundo de la eterna hora muerta en la que vives de que eres completamente incapaz. En la que tu mayor aspiración es poder pasar desapercibida, para que nadie más sea consciente de ello. Para, por incapaz. no perder a las personas importantes. Las pocas que quedan. 

(Que nadie sepa que esta noche te duele.)

Wio, ¿a dónde iremos cuando no quede un sitio en el mundo sin ese caos de colores que lo pudre todo?











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