Me echo al suelo esperando que la tormenta, que se arremolina, no repare en mí, y me tiendo de espaldas mirando hacia arriba cuando el agua empieza a caer del cielo. Se me empapa la ropa en un instante, y en se mismo momento noto que Henry está ahí, siento una increíble necesidad de que él esté ahí y ponga sus manos sobre mí, aun cuando me embarga la sensación de que Henry es la lluvia y yo estoy sola, deseándolo.
La mujer del viajero en el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario