20.1.14

Bang.

Quiero sentirte susurrar en mi oído. Notar como el hilo de tu voz entra a través de la cadena de huesesillos y activa ese bendito mecanismo que termina dejando toda mi piel erizada y dispuesta a tu boca. A tu imaginación prodigiosa. Quiero que me acaricies el antebrazo, y los hombros. Las pantorrillas, el vientre, el pubis. Me muero por sentir la punta de tus dedos delgados recorriéndome de parte a parte y matándome de cosquillas. Nunca me he acostumbrado a las caricias, especialmente a las suaves, no soy capaz de detener los escalofríos. Y no quiero aprender a hacerlo ahora, lo que quiero es tus brazos envolviéndome en un lugar seguro, en algún punto junto a tus pechos y ese latir tan desordenado y tuyo. Quiero tu latir. Quiero tus latidos.Quiero llevar la mano a tu entrepierna sin previo aviso y dar paso a tus gemidos invocando la humedad. En la yema de mis dedos, en mi barbilla, en mi lengua... Quiero que vivamos húmedas y nuestras. Quiero tus palabras, tu discurso. Tu entonación, tus pausas, tus risas, tus reproches, tus llantos. Quiero tu voz, quiero reservarla para que vibre para mí. Pero, sobretodo, quiero nuestro universo. Mi universo. Tú, universo.

Deseo tan fervientemente crear un universo privado entre mi vida y tu vida que si pienso que ahora mismo no lo tengo la punzada en el pecho es honda hasta hacerme perder el camino de vuelta a saber respirar.






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