14.2.13

[Ella&] Ella [&Él]

Fuera llueve. Aquí dentro sólo hace el suficiente frío como para estar acurrucados en el lado de la cama junto al pequeño calefactor. Yo estoy desnuda y tú, como siempre, recorres mi cuerpo como si fuera un paisaje nuevo, como si tus huellas dactilares y tus labios no se lo supieran de memoria. Te doy la espalda, tendida sobre el costado.
Me acaricias y sé lo que estás pensando cuando me sujetas con firmeza por el hueso de la cadera para girarme hacia ti y alcanzarme los labios. Sé lo que estás pensando en cuanto tus ojos se asoman a los míos, mientras te abres paso entre las sábanas para tratar de llegar hasta mí.

- No quiero estar aquí, pero aquí estoy. No quiero estar aquí, y sin embargo aquí me quedaré. Cuando tú te marches, aquí seguiré yo, en este punto y coma. Preguntándome quién me trajo aquí, y quién no me sacará. Cuándo conseguiré borrar el olor de tu champú de las toallas del baño. Cuántas veces tendré que apartar una taza café frío para aceptar que no lo bebo después de ti. Encontrarás la manera de que vuestras manos encajen, de que vuestras almohadas encajen. Eligirás el color adecuado de cepillo de dientes para las dos. Y yo seguiré aquí, cuando el mundo entero cambie para ti y sepas que es ella. Y yo, que seguiré siendo yo, seguiré en este piso demasiado pequeño para tener perro y sabré que eras tú y que ya no eres nada. Mis manos envejecerán aquí, pasando las hojas del periódico que has traído esta mañana una y otra vez. Tal vez me deje barba, no lo sé. El gato se preguntará por qué ya la cama no está cálida, por qué sólo queda la sombra de medio hombre que desde siempre fue frío. Mi cabeza será un caos aún, aquí anclado. Pero ahora mi caos será mío y mis miedos sólo los miedos del que no gasta dinero en perfume por la certeza de que nadie le olerá como tú lo hacías. Mi dolor será sólo para mí y a quién le importa. Se arrugará de no usarse el mapa de tus respiraciones mientras lo hacemos. Y la ducha minúscula se quedará grande para mí. Y me haré viejo, y me cansaré de masturbarme, y seguiré aquí. Donde no quiero estar. Y tú en otro lugar, donde tampoco quiero estar. O quizá sí. Quizá esto solo tiene sentido contigo, pero si tú ya no existes para mí no sé por qué te hago el amor. Y no sé por qué paro ahora. Ni por qué hundo la cabeza en tu hombro cálido ni por qué rompo a llorar. O quizá sí. No quiero estar aquí, pero aquí estoy, en este punto y coma...

Eso sería lo que dirías si pudieras hablarme. Pero no puedes. Y sería lo que yo sabría si quisiera saberlo. Pero yo no quiero saber lo que estás pensando. No quiero saber de tu soledad, ni de tus ojos de querernos a sacudidas y quemazones en otra época. Hueles a que te he guardado hondo y pequeñito en algún rincón de la eternidad, pero me da tiempo de arrugar la nariz y vestirme antes de salir por la puerta. Una vez fuera ya no hueles a nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario